domingo, 15 de marzo de 2009



Edgar Allan Poe (Boston, 19 de enero de 1809 - Baltimore, 7 de octubre de 1849) fue un escritor, poeta, crítico y periodista romántico estadounidense, generalmente reconocido como uno de los maestros universales del relato corto, del cual fue uno de los primeros practicantes en su país. Fue renovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror. Considerado el inventor del relato detectivesco, contribuyó asimismo con varias obras al género emergente de la ciencia-ficción.[1] Por otra parte, fue el primer escritor estadounidense que intentó hacer de la escritura su modus vivendi, lo que tuvo para él consecuencias desastrosas.[2]

Fue bautizado como Edgar Poe en Boston, Massachusetts, y sus padres murieron cuando era niño. Fue recogido por un matrimonio adinerado de Richmond, Virginia, Frances y John Allan, aunque nunca fue adoptado oficialmente. Pasó un curso académico en la Universidad de Virginia y posteriormente se enroló, también por breve tiempo, en el ejército. Sus relaciones con los Allan se rompieron en esa época, debido a las continuas desavenencias con su padrastro, quien a menudo desoyó sus peticiones de ayuda y acabó desheredándolo. Su carrera literaria se inició con un libro de poemas, Tamerlane and Other Poems (1827).

Por motivos económicos, pronto dirigió sus esfuerzos a la prosa, escribiendo relatos y crítica literaria para algunos periódicos de la época; llegó a adquirir cierta notoriedad por su estilo cáustico y elegante. Debido a su trabajo, vivió en varias ciudades: Baltimore, Filadelfia y Nueva York. En Baltimore, en 1835, contrajo matrimonio con su prima Virginia Clemm, que contaba a la sazón 13 años de edad. En enero de 1845, publicó un poema que le haría célebre: "El cuervo". Su mujer murió de tuberculosis dos años más tarde. El gran sueño del escritor, editar su propio periódico (que iba a llamarse The Stylus), nunca se cumplió.[3]

Murió el 7 de octubre de 1849, en la ciudad de Baltimore, cuando contaba apenas 40 años de edad. La causa exacta de su muerte nunca fue aclarada. Se atribuyó al alcohol, a congestión cerebral, cólera, drogas, fallo cardíaco, rabia, suicidio, tuberculosis y otras causas.[4]

La figura del escritor, tanto como su obra, marcó profundamente la literatura de su país y puede decirse que de todo el mundo. Ejerció gran influencia en la literatura simbolista francesa y, a través de ésta, en el surrealismo, pero su impronta llega mucho más lejos: son deudores suyos toda la literatura de fantasmas victoriana y, en mayor o menor medida, autores tan dispares e importantes como Charles Baudelaire, Fedor Dostoyevski,[5] [6] [7] Franz Kafka,[8] H. P. Lovecraft, Ambrose Bierce, Guy de Maupassant, Thomas Mann,[9] Jorge Luis Borges, Clemente Palma, Julio Cortázar, etc. El poeta nicaragüense Rubén Darío le dedicó un ensayo en su libro Los raros.

Poe hizo incursiones asimismo en campos tan dispares como la cosmología, la criptografía y el mesmerismo. Su trabajo ha sido asimilado por la cultura popular a través de la literatura, la música, tanto moderna como clásica, el cine (por ejemplo, las muchas adaptaciones de sus relatos realizadas por el director estadounidense Roger Corman), el cómic, la pintura (varias obras de Gustave Doré, v. gr.) y la televisión (cientos de adaptaciones, como las españolas para la serie Historias para no dormir). (Véase Repercusión de Edgar Allan Poe.)

En una de sus cartas, dejó escrito:
Mi vida ha sido capricho, impulso, pasión, anhelo de la soledad, mofa de las cosas de este mundo; un honesto deseo de futuro.
A James R. Lowell, 2/7/1844








Ah, ¡La copa de oro se ha roto! ¡El espiritú a huido para siempre!/
¡Que sean tocadas las campanas!-un alma santa flota en el río Estigio-
Y tú, Guy de Vere, no tienes lágrimas?-¡llora ahora o nunca más!/
Mira! Sobre ese rígido y lúgubre
carro mortuorio, yace tu amor, Leonor!/
Ven! Deja que el rito fúnebre se lea- que el cántico mortuorio se cante!/
Un himno para la noble muerta que murió tan joven./
Un cántico fúnebre para ella, doblemente muerta porque murió tan jóven./

Miserables! La querían por su riqueza, y la odiaban por su orgullo./
Y cuando su salúd empeoró, la bendijeron- porque moría!/
Cómo debería el ritual, entonces, ser leido? El réquiem ser cantado?/
Por ustedes -por ustedes, ojos malignos,- por ustedes lenguas calumniosas,/
que asesinaron la inocencia que murió, y murió tan jóven?/

Peccavimus! Pero no delires más! y deja que el canto del Sabbath/
suba hasta Dios tan solemnemente que la muerta no sienta ningún mal!/
La dulce Leonor se ha "ido primero", con la esperanza volando a su lado/
Dejándote HERIDO por la querida pequeña que debería haber sido tu esposa./
Por ella, la bella y atractiva, que ahora tan tranquila yace,
con la vida sobre su dorado cabello pero no en sus ojos/
La vida todavía en su cabello, la muerte en los ojos./

Atras! Esta noche tengo el corazón ligero. No entonaré cantos mortuorios,/
pero sostendré al ángel en su vuelo con un peán de días antiguos!/
Qué no suenen las campanas!-Cuiden que su dulce alma, en su alegría santificada,
podría oir las notas cuando flotan hacia arriba desde la condenada tierra./
De los amigos de abajo hacia los amigos de arriba, el espiritu indignado se escapa/
Desde el Infierno hacia un elevado estado a lo lejos, hacie el Cielo.
Desde el dolor y los lamentos hacia un trono dorado junto al Rey de los Cielos

by :Edgar Allan Poe